La Historia de la Homeopatia
Flores de Bach
La
Homeopatía, como tal disciplina, nace en el siglo XVIII con el médico alemán Christian - Friedrich Samuel Hahnemann, que enunció sus principios fundamentales. Sin embargo, sus ideas tenían precedentes a lo largo de la historia.
La Escuela Hipocrática, cuyo iniciador fue Hipócrates, en el siglo V a.C. , máxima figura de la medicina de la Antigüedad, preconiza la observación del enfermo como base del saber del médico, eliminando las supersticiones en torno a la enfermedad, existentes en su época. El método utilizado por esta escuela se basa en la experiencia, como se observa al leer los tratados hipocráticos, en los que se encuentra una detallada anotación del cuadro clínico del enfermo, que produce la sensación de inmediato contacto con él. Estas recopilaciones de datos constituyen las primeras historias clínicas dignas de tal nombre en la Medicina.
Los hipocráticos utilizaron, tanto tratamientos "por el contrario" - tendencia que la Medicina ha mantenido hasta la actualidad - , como "por el similar" - "por el similar la enfermedad se desarrolla y por el empleo del similar la enfermedad es curada" - , sin perder de vista en ningún momento la individualización del tratamiento. No sólo tienen en cuenta la índole de la enfermedad, sino también la constitución del enfermo, sexo, estación del año,...
Paracelso, en el siglo XV, dedicado al estudio conjunto de medicina y alquimia, utilizó una serie de principios que han sido confirmados con el tiempo. Dio valor al remedio único y a las dosis ínfimas del mismo: marcó el comienzo de una terminología médica que individualizaba al paciente, llamando a las enfermedades por el nombre del remedio empleado en cada caso. Esta terminología es utilizada habitualmente por la
Homeopatía.
Pero el verdadero impulsor de la
Homeopatía fue Hahnemann (1755 - 1843 ), médico de amplia cultura, apasionado por la química y la botánica y autor de más de cien libros.
En los tiempos de Hahnemann se pensaba que las enfermedades estaban producidas por las impurezas de los humores (elementos constitutivos del organismo, según la creencia de la época), que era preciso eliminar de la forma que fuese, para llegar a la curación.
Basándose en esta idea empleaban diuréticos, sudoríficos, vomitivos, purgantes, etc., que aumentaban la eliminación por vías naturales, o bien otros métodos que intentaban crear nuevas vías de eliminación: sangrías, cauterizaciones - con el fin de ocasionar quemaduras profundas, que se rellenaban luego con distintos materiales para provocar supuración -, vejigatorios - agentes productores de vesículas que después dejaban en "carne viva", sobre la que aplicaban otras sustancias que evitaban la cicatrización...
Hahnemann, decepcionado por estas prácticas médicas que, más que curar, debilitaban o acababan con la vida de los enfermos, abandona el ejercicio de la medicina, trabajando durante muchos años como traductor, ya que dominaba varios idiomas (francés, inglés, italiano, entre otros).
A pesar de todo, animado por su deseo de saber, continuará buscando el medio para lograr la auténtica curación de enfermedades.
Traduciendo la Materia Médica de Cullen, descubre afirmaciones, sobre la acción de la quinina, que le parecen falsas y contradictorias, por lo que decide experimentar en sí mismo los efectos de esta droga. Así, observa que la administración de quinina durante varios días, le provoca todos los síntomas de la fiebre intermitente - paludismo - , efecto paradójico, ya que la quinina tiene la propiedad de suprimir la fiebre. Mediante este resultado, Hahnemann establece que la "quinina, que destruye la fiebre, provoca en un sujeto sano, la apariencia de la fiebre". Es su primera aproximación a la LEY DE SEMEJANZAS.
Durante años experimenta sistemáticamente, sobre sí mismo y sobre sus enfermos, los remedios y medicamentos del arsenal terapéutico de su tiempo. Tratando a un paciente con eléboro, comprende que la administración de dosis elevadas del remedio capaz de producir los mismos síntomas de la enfermedad a tratar, puede agravar el cuadro inicial. Es esta observación la que le da la pauta para ir disminuyendo progresivamente las dosis de los remedios empleados, llegando así al segundo principio de la
Homeopatía: las DOSIS INFINITESIMALES.
Da forma definitiva a las dos leyes de la
Homeopatía en su libro " Organon del arte de curar " , publicado en 1810, donde se puede leer : "Cualquier enfermedad sólo podrá ser eliminada de manera certera, rápida y duradera, mediante el remedio que, entre todos los posibles, sea el más capaz de producir en el estado de salud del hombre, la totalidad de los síntomas de tal enfermedad con la mayor semejanza posible..." y "las sustancias medicinales deben ser llevadas a un grado infinitesimal de dilución, dinamizándolas mediante su trituración y agitándolas adecuadamente...".
Hahnemann emplea, en la preparación de los remedios homeopáticos, sustancias vegetales, animales y minerales y las administra a un grupo, lo más amplio posible, de sujetos sanos. De esta forma, obtiene una serie de reacciones físicas y psíquicas de cada sujeto, que recoge bajo el nombre de patogenesias.
Fuente: Femalt